¿Hasta qué punto son seguras las atracciones de feria? El incidente ocurrido el pasado 17 de diciembre en la Feria de Valencia, cuando una atracción se detuvo y cinco personas quedaron colgados a unos 50 metros de altura, ha vuelto a poner de actualidad la seguridad en los recintos feriales. Los ingenieros técnicos industriales tenemos competencia en este ámbito: nuestro compañero y colegiado Martín Sabariego es el responsable de la seguridad del ochenta por ciento de las atracciones que se instalan en la Feria de Valencia y ha informado sobre el último incidente ocurrido en la instalación Gigant.
El Puerto de Valencia es el lugar escogido este año para instalar la feria en la ciudad.
«La atracción se detuvo por un fallo de lectura de uno de los cuatro sensores que detectan el descenso de la plataforma de embarque previo a la puesta en funcionamiento. Dado que la atracción estaba cargada no se pudo proceder a la sustitución de dicho sensor (no se podía arrancar la atracción por defecto) porque había gente montada. Estas paradas son precisamente por la seguridad de este tipo de grandes atracciones, que se detienen ante un problema informático o un flujo de corriente que no es lo suficientemente limpio», explica Sabariego. «Y en eso precisamente estriba la seguridad: la capacidad de la máquina para detener su marcha y evitar males mayores si detecta cualquier irregularidad de funcionamiento», añade. Todas las atracciones pueden ser accionadas de forma manual cuando se detienen para devolver a tierra a los pasajeros, un proceso lento pero seguro, lo que explica la hora y media que el grupo atrapado tardó en ser devuelto al suelo. «Los sistemas de seguridad de hoy son muy eficientes», atestigua el ingeniero.
Revisiones anuales y de montaje
Existen dos tipos de revisiones para las atracciones que montan en España: las que se efectúan con carácter anual para certificar el buen estado de todos los elementos, y las que comprueban que el montaje es correcto en cada una de las ciudades que visitan los feriantes.
«Todas las atracciones se han de someter a una revisión cada año para que los ingenieros técnicos industriales, que somos competentes, podamos verificar el correcto mantenimiento de la máquina: se comprueban sobre todo los sistemas de seguridad, que han de ser dobles por si falla uno de los dos, y se buscan posibles puntos débiles o de desgaste para asegurarse de su buen estado. A veces se efectúan en alguna de las ciudades que visitan los feriantes, y otras durante la parada de mantenimiento, que suelen producirse en octubre-noviembre o en enero-febrero en naves industriales, y que los mismos feriantes llevan a cabo», detalla Sabariego. Estas revisiones pueden alargarse hasta un día entero en el caso de las atracciones más grandes, como la feria o la montaña rusa.
Una joven pasea por las instalaciones de la Feria de Valencia.
El segundo tipo de revisión es la que hace el ingeniero técnico industrial en la feria para comprobar que se ha hecho correctamente el montaje antes de la apertura al público. Se revisan los apoyos, las tomas eléctricas desmontables, las tomas de tierra, los extintores y el botiquín, entre otras cosas. En este caso, Sabariego asegura que es donde más cuenta la experiencia: «Más de la mitad del trabajo se basa en la experiencia: conoces los puntos críticos de cada atracción y eso es lo primero que compruebas. También se utiliza el método deductivo: si una atracción tiene algunas luces fundidas, ya sabes que ese feriante es más descuidado y que además de luces fundidas, su atracción puede tener otros puntos débiles. La experiencia también te hace conocer a cada feriante y saber si es muy responsable o no tanto. Por eso aprovechas la revisión de montaje para comprobar también, sin certificarlo como en la revisión anual, los sistemas de seguridad que pueden fallar u otros sistemas que no funcionan bien». Además, todos los feriantes hacen un viaje de vacío antes de abrir su atracción cada día para detectar posibles anomalías.
Siniestralidad ‘bajísima’
Martín Sabariego atestigua que la seguridad en la feria es altísima, tanta como la que ofrece un avión de pasajeros: «Ferias como la de Valencia reciben alrededor de tres mil visitantes diarios, y son millones y millones los viajes que se hacen cada año en atracciones de feria en toda España. Las incidencias son escasísimas, casi todas como la del pasado día 17». Sabariego lleva más de veinte años certificando la seguridad en ferias por toda España. He revisado más de 1.500 atracciones y solo recuerda tres muertes por accidente: Un niño que falleció en Jaén en 2003 porque cedieron unos paneles del piso superior de la atracción (fueron condenados por homicidio involuntario el propietario y el ingeniero que firmó el certificado de revisión), un adolescente que murió en Terra Mítica al caer de una montaña rusa (la investigación concluyó que era un fallo de diseño y la empresa y el ingeniero fueron exonerados de toda responsabilidad), y el caso de un empleado de una churrería en Gijón que murió electrocutado mientras llevaba a cabo la instalación.
El recinto de la Feria de Valencia
El montaje global de la Feria de Valencia se hace siguiendo la
Ley 14/2010 de Espectáculos Públicos, Actividades Recreativas y Establecimientos Públicos, que determina las condiciones del recinto como lugar donde acude un gran número de personas (vías de evacuación, distancia mínima a edificios, anchura de las calles, etc). «En este sentido, la seguridad es mayor que la exigida, ya que el ancho de calle mínimo para permitir una evacuación ordenada es de 4,5 metros y en la Feria de Valencia se dobla esa anchura», recalca Sabariego. Las medidas de seguridad de las atracciones son establecidas por las normas UNE, que no son de obligado cumplimiento, pero que siempre se respetan.
La Feria de Valencia con la atracción 'Gigant' al fondo.
Una de las características más singulares de la Feria de Valencia es que no se conecta a una central eléctrica de transformación, algo que sí hacía cuando tenía un recinto fijo, donde ahora está la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Actualmente es itinerante y ha de producir la electricidad que consume a través de electrogeneradores de gasoil, lo que en ocasiones influye en el perfecto funcionamiento de algunas atracciones, muy sensibles a los cambios en el flujo eléctrico que reciben, motivo por el que también pueden activarse los sistemas de seguridad.