En él se recogen los resultados de un modelo de pronóstico macro-econonómico (E3ME-FTT), un modelo de simulación global, utilizando datos en diferentes sectores tecnológicos, económicos y energéticos en 70 países de todo el mundo y en el que se ha simulado la evolución de 24 tecnologías de generación de electricidad.
El artículo asegura que podríamos estar atravesando "un punto de inflexión irreversible" en el que la energía solar llegaría a dominar de forma gradual los mercados mundiales de electricidad, sin ni siquiera adoptar ninguna nueva política climática.
Entre 2010 y 2020, el coste de la energía solar fotovoltaica se redujo un 15% cada año, aumentando la capacidad instalada un 25% anual, trece puntos más que la energía eólica por lo que, de continuar a ese ritmo, ambas apuntan a "convertirse irremediablemente en las tecnologías eléctricas dominantes en 10 o 20 años", superando con creces las expectativas.
Además, los progresos que están habiendo en el reciclaje de los captadores solares, podrían asegurar un suministro suficiente de materiales para la fabricación de nuevas unidades, lo que reducirían los costes de estos módulos aún más, aunque se trata de una barrera aún por superar, dado que el reciclaje aún se encuentra en sus primeros años de vida.
Y en esta línea, el estudio advierte que si no se encuentran soluciones para ciertos retos, estos objetivos podrían retrasarse. Concretamente, son tres:
1)La intermitencia de estas fuentes, muy supeditadas a cambios climáticos y a volúmenes de energía estacionales.
Aunque, afortunadamente, ya existen cálculos para obtener una combinación óptima solar y eólica que maximizan la eficiencia. Además, se prevé una mejora en los sistemas de almacenamiento, mejoras en la propia red y una reducción de la demanda.
2)Mejorar la disponibilidad a la financiación para nuevos proyectos, hasta ahora solo accesible en países de altos recursos, y
3)Asegurar la cadena de suministro. En un futuro dominado por la energía solar, es previsible una alta demanda de metales y minerales, tanto para los paneles solares como para las baterías.
Se necesitarán grandes cantidades de litio y cobre, así como de otros como níquel y cobalto.
Sin embargo, el riesgo a la futura escasez de estas reservas podrían mitigarse con investigación y desarrollo de nuevos dispositivos, así como en procesos de reciclaje más eficaces.
Fuente:
Nijsse, F.J.M.M., Mercure, JF., Ameli, N.et al.The momentum of the solar energy transition.Nat Commun14, 6542 (2023).https://doi.org/10.1038/s41467-023-41971-7